Enfóque en la filosofía

Enfóque en la filosofía

El pensamiento filosófico latinoamericano y caribeño, en su mayor parte, no se sustenta en principios científicos (entendidos como los de la física, la biología o las matemáticas) de la misma manera que, por ejemplo, el positivismo europeo del siglo XIX intentó hacerlo.

De hecho, gran parte de la filosofía latinoamericana más influyente (especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX) surge precisamente como una crítica a la pretensión de universalidad y neutralidad de la “razón científica” europea. Esta razón, argumentan los filósofos de la región, fue a menudo utilizada como fundamento ideológico del colonialismo, el neocolonialismo y la marginación de otros saberes.

Por lo tanto, más que basarse en principios científicos, la filosofía latinoamericana desarrolla sus propios principios epistemológicos, éticos y políticos para dialogar con y, a menudo, cuestionar a la ciencia hegemónica.

Aclarado esto, los principios fundamentales que sustentan el método y el objeto del pensamiento filosófico en la región son:

1. El Principio de Realidad (La Primacía de lo Histórico y lo Social)

A diferencia de la filosofía europea, que a menudo parte del “yo” abstracto (como en Descartes), la filosofía latinoamericana parte de una realidad concreta e ineludible: la opresión, la dependencia y la pobreza.

  • Fundamento: El pensamiento no surge en el vacío, sino de una “realidad histórica” concreta. Para filósofos como Ignacio Ellacuría, la filosofía debe “hacerse cargo de la realidad”.
  • Implicación: Un “principio científico” que no ayude a comprender ni transformar esta realidad material es considerado, en el mejor de los casos, irrelevante y, en el peor, cómplice.

2. El Principio de Praxis (La Unidad Indisoluble entre Teoría y Práctica)

Este es quizás el principio más importante, derivado de Marx pero resignificado en la región. La filosofía latinoamericana no busca simplemente “interpretar” el mundo, sino “transformarlo”.

  • Fundamento: El conocimiento no es un acto de contemplación neutro, sino una herramienta de acción. La Filosofía de la Liberación (Enrique Dussel) y la Pedagogía del Oprimido (Paulo Freire) son los mejores ejemplos.
  • Implicación: La validez de una idea filosófica no se mide solo por su coherencia lógica (como en la ciencia pura), sino por su capacidad para generar procesos de emancipación y liberación.

3. El Principio de Exterioridad (La Perspectiva del Otro)

La filosofía latinoamericana critica la “totalidad” del pensamiento occidental, que se cree universal. Introduce el concepto del “Otro” (el indígena, el pobre, la mujer, el afrodescendiente) como la fuente del verdadero conocimiento ético.

  • Fundamento: El pensamiento hegemónico (científico y filosófico) es un monólogo del “centro” (Europa/EE. UU.). La filosofía de la liberación propone escuchar la voz de la “exterioridad” o de la “periferia”.
  • Implicación: El conocimiento no es objetivo ni neutral, sino que siempre se produce desde un lugar. La filosofía latinoamericana reivindica el “conocimiento situado” (la epistemología del Sur).

4. El Principio de la Colonialidad del Saber (La Crítica Epistemológica)

Este principio, desarrollado por el grupo “Modernidad/Colonialidad” (Aníbal Quijano, Walter Mignolo, Santiago Castro-Gómez), es el que más directamente dialoga con la ciencia.

  • Fundamento: Sostiene que el colonialismo no fue solo político o económico, sino también epistemológico. La invasión europea impuso su forma de conocer (la ciencia moderna) como la única válida, destruyendo o inferiorizando todos los demás saberes (indígenas, ancestrales, populares), un proceso llamado “epistemicidio”.
  • Implicación: La filosofía latinoamericana debe ser decolonial. No busca ser “más científica” según los estándares europeos, sino “desengancharse” de esa matriz de poder-saber. Cuestiona la objetividad de una ciencia que ha servido para clasificar, racializar y dominar.

5. El Principio del “Diálogo de Saberes”

Como respuesta a la “colonialidad del saber”, surge un principio metodológico fundamental, especialmente en la investigación social (como en Orlando Fals Borda y su “Investigación-Acción-Participativa”).

  • Fundamento: La ciencia moderna (occidental) es un saber válido, pero no es el único. Debe entrar en un diálogo horizontal y respetuoso con otros saberes (ancestrales, campesinos, populares).
  • Implicación: Se rechaza la jerarquía en la que la “ciencia” valida o invalida el “saber popular”. Ambas son formas de conocimiento diferentes pero legítimas, capaces de trabajar juntas para resolver problemas concretos.

¿Cómo pueden los principios de la física cuántica ayudarnos a entender a Dussel?¿Cómo es que la ‘razón científica’ ha sido utilizada para justificar la explotación en el Caribe? ¿Y cómo podemos construir un conocimiento (científico, popular y filosófico) que sirva para la liberación y no para la dominación”? son interrogantes abiertas para los lectores de la Revista del Mar Caribe, a fin de profundizar el quehacer del pensador latinoamericano y que puedan contar con este medio de difusión científica para debatir sobre las temáticas en cuestión.

En síntesis, el pensamiento filosófico latinoamericano no es anticientífico, pero es profundamente antipositivista y crítico del “cientificismo”.