Investigación en ciencias sociales
La filosofía latinoamericana, y en particular su “giro decolonial” (con pensadores como Aníbal Quijano, Walter Mignolo, Enrique Dussel, María Lugones, y Santiago Castro-Gómez), ofrece una de las herramientas más potentes para entender las dinámicas sociales de la región.
El punto de partida de la decolonialidad es una tesis radical: el colonialismo no terminó con la independencia política en el siglo XIX.
Lo que terminó fue el “colonialismo” (la administración directa de España, Portugal, etc.). Pero lo que persiste, y que estructura activamente nuestras dinámicas sociales hoy, es la “colonialidad”.
La colonialidad es una matriz de poder invisible, una “lógica” que se implantó durante la conquista y que sigue organizando la sociedad, la economía y el conocimiento.
En la Revista del Mar Caribe analizamos las dinámicas sociales de América Latina a través de los tres ejes de la decolonialidad.
1. La “Colonialidad del Poder” y la Raza (La Pirámide Social)
Este es el concepto central de Aníbal Quijano y el más importante para entender la sociedad latinoamericana.
El Análisis Decolonial:
La dinámica social fundamental de América Latina no es (solo) la lucha de clases, como en el marxismo clásico. La dinámica fundamental es la raza. Quijano argumenta que la conquista creó la “raza” como el primer sistema global de clasificación social. No existía antes. Se inventó para justificar la dominación.
¿Cómo funciona esta dinámica social?
- Clasificación y Jerarquía: La colonialidad del poder creó una pirámide (una “pigmentocracia”) que sigue vigente:
- En la cima: Lo “blanco” (europeo), asociado al poder, la razón y la riqueza.
- En el medio: Lo “mestizo”, en una perpetua lucha por “blanquearse” social y culturalmente.
- En la base: Lo “indígena” y lo “afro”, asociados a lo “primitivo”, lo “irracional”, lo manual y la pobreza.
- Organización del Trabajo: Esta clasificación racial no era solo cultural; era económica. La colonialidad asignó formas de trabajo según la raza: la esclavitud para los negros, la servidumbre (encomienda, mita) para los indígenas, y el salario y la administración para los blancos.
- Impacto Hoy: Esta matriz sigue funcionando. En toda América Latina, las estadísticas de pobreza, acceso a la salud, educación de calidad y cargos de poder están racializadas. La clase social y la raza no se pueden separar; la raza es el principio que organiza la clase.
La dinámica social resultante: Es una lucha constante por el “blanqueamiento” como estrategia de movilidad social, y una exclusión estructural de los cuerpos e identidades indígenas y afrodescendientes.
2. La “Colonialidad del Saber” y la Exclusión (El Poder del “Experto”)
Este concepto, desarrollado por Edgardo Lander y Santiago Castro-Gómez, analiza quién tiene la autoridad para definir la realidad.
El Análisis Decolonial:
La colonialidad no solo dominó cuerpos, sino también el conocimiento. Impuso la “ciencia” europea moderna como el único modelo válido de verdad (un “epistemicidio” que destruyó saberes ancestrales).
¿Cómo funciona esta dinámica social?
- Jerarquía de Saberes: En la práctica social, esto crea una dinámica de exclusión devastadora:
- El “saber experto” (el economista del FMI, el ingeniero, el médico con título occidental) tiene la autoridad para tomar decisiones sobre territorios.
- El “saber ancestral” (el chamán, la partera, el conocimiento campesino sobre el clima o las plantas) es descartado como “superstición”, “folklore” o “anticientífico”.
- La “Hibris del Punto Cero”: Castro-Gómez describe cómo el “experto” (el planificador urbano, el político) opera desde un supuesto “Punto Cero” de neutralidad y objetividad (como Dios), sin ver que su propio conocimiento es también local (europeo) y está cargado de intereses.
- Conflicto Social: Esta es la raíz de incontables conflictos sociales en América Latina: proyectos mineros, hidroeléctricas, deforestación, etc., donde la “ciencia” del progreso y el capital (colonialidad del saber) se impone violentamente sobre la “cosmovisión” indígena o campesina (el saber local).
La dinámica social resultante: Es un conflicto permanente entre la “República de los expertos” (la élite “blanca” educada en Occidente) y las comunidades locales, cuyos saberes son sistemáticamente invalidados, aunque sean vitales para la supervivencia (como la protección de la biodiversidad).
3. La “Colonialidad del Ser” y del Género (La Deshumanización)
Aquí entran María Lugones y Nelson Maldonado-Torres, quienes analizan el impacto más profundo: la negación de la humanidad.
El Análisis Decolonial:
La colonialidad no solo dijo “eres inferior”, sino que, en muchos casos, dijo “tú no eres humano”.
¿Cómo funciona esta dinámica social?
- El “No-Ser”: La “Colonialidad del Ser” explica por qué la violencia contra ciertos cuerpos es “normal” o “invisible”. Los cuerpos racializados (indígenas, afros) fueron definidos como “prescindibles”.
- Necropolítica: Esta dinámica permite que existan “zonas de sacrificio” (territorios contaminados por la minería donde vive gente “que no importa”) o que la violencia policial y estatal contra jóvenes pobres y racializados sea sistémica.
- La “Colonialidad del Género” (Lugones): Lugones hace una crítica crucial. Sostiene que la idea de “género” (el binario hombre/mujer) fue una imposición colonial.
- Muchas sociedades indígenas precoloniales tenían sistemas de género más fluidos o diferentes.
- La colonia impuso el patriarcado europeo, asociando al hombre blanco con la razón y a la mujer (y a todos los colonizados) con la naturaleza/el salvajismo.
- Crucial: La mujer blanca fue “feminizada” (vista como frágil, doméstica), pero la mujer indígena y negra fue “animalizada”, vista solo como un cuerpo para el trabajo forzado y la reproducción sexual.
La dinámica social resultante es una violencia estructural. El machismo y el feminicidio en América Latina no pueden entenderse sin esta “colonialidad del género”. La violencia es más brutal contra la mujer indígena o afrodescendiente, pues es vista no solo como “mujer” (subordinada al hombre), sino también como “no humana” (racializada).
El Aporte Decolonial
La filosofía decolonial nos obliga a ver que las dinámicas sociales en América Latina (racismo, exclusión, violencia, extractivismo) no son “fallas del desarrollo” ni “problemas de corrupción” que se arreglan con más modernidad.
Son, por el contrario, el éxito de la colonialidad. Son el resultado lógico de una matriz de poder que permanece intacta, que racializa para explotar (Poder), que invalida saberes para dominar (Saber) y que deshumaniza para violentar (Ser).
El análisis decolonial, por tanto, concluye que la única salida no es “modernizarse” (lo que sería profundizar la colonialidad), sino un proceso de “desenganche” (Mignolo) o de de-colonización activa de nuestro pensamiento, nuestras instituciones y nuestras relaciones sociales.